Mtra. Alba Patricia Rodríguez Chamorro[1]

Mucho se habla de la Inclusión financiera como uno de los objetivos de diversas políticas públicas. En México, en marzo de 2020, se emitió la Política Nacional de Inclusión Financiera (PNIF)[2]. Esta última integra y coordina los esfuerzos del Consejo Nacional de Inclusión Financiera (CONAIF) y del Comité de Educación Financiera (CEF)[3] en materia de inclusión y educación en las finanzas.

En la PNIF se define a la Inclusión financiera como “el acceso y uso de servicios financieros formales (cuentas, seguros, créditos y Afores) bajo una regulación apropiada que garantice esquemas de protección al consumidor y promueva las competencias económico-financieras”.

La premisa es que, al contar con mayor acceso y uso de servicios financieros, se contribuye al crecimiento económico y bienestar de las personas y empresas, pues se les dota de herramientas para mejorar el manejo de su liquidez (capacidad para hacer frente a sus obligaciones de pago), estar preparados para superar alguna emergencia económica, alcanzar metas financieras, aprovechar oportunidades, y tener mayor control sobre sus finanzas, es decir, gozar de una mejor Salud financiera.

El objetivo general de la PNIF es fortalecer la Salud financiera de la población en México, a través del a. Incremento en el acceso y uso eficiente del sistema financiero. b. El desarrollo de las competencias económico-financieras, y c. El empoderamiento del usuario.

Uno de sus objetivos específicos es “Incrementar los pagos digitales entre la población, comercios, empresas y Gobiernos”. Esto pone en el centro de la discusión los beneficios de la digitalización del mundo financiero. Uno de los beneficios de digitalizar, es que amplía la posibilidad de llegar a más personas y empresas que la cobertura de la infraestructura financiera tradicional. Por lo tanto, se reducen los costos, el tiempo y distancia que las personas invierten para acceder a sus recursos, programas sociales o remesas.

Es importante considerar que el uso exclusivo de efectivo deja a los no bancarizados fuera del sistema financiero formal, incluidas las pequeñas empresas al generar ahorros y obtener acceso al crédito.

Las Monedas digitales de los Bancos centrales (MDBC, CBDC por sus siglas en ingles).

En abril del 2022, la Gobernadora del Banco de México (Banxico) informó que en tres años (2025) comenzará a operar la moneda digital del Banxico, como parte de la estrategia de pagos de largo plazo. “Una MDBC, es un registro electrónico a favor de un usuario final, el cual es responsabilidad del Banco central en forma de pasivo para este y que constituye parte integral de la base monetaria como las monedas y billetes que conocemos y por tanto debe de cumplir con las tres principales funciones: ser medio de pago, unidad de cuenta y depósito de valor[4]”, señaló[5]. Es decir, se trata de una especie de versión digital del papel moneda.

Aclaró que no sustituiría al dinero como lo conocemos y que sería un complemento de los billetes y monedas. Se buscará generar medios de pagos encaminados a la inclusión financiera, ampliar las opciones para realizar pagos rápidos, seguros, eficientes e interoperables en la economía, e implementar funcionalidades competenciales al medio de pago. En este sentido:

  • No se trata de un activo virtual, su valor proviene del Banco central que la emite y respalda (le representa un pasivo).
  • No se trata de una stablecoin o monedas estables, las reglas para el funcionamiento y operación son definidas por el Banco central, quien además garantiza su paridad respecto de la moneda fiduciaria.
  • No debe estar en un registro distribuido (DLT), ya que se puede utilizar cualquier tipo de tecnología de registro, siempre que sea segura y eficiente.

El BIS (Banco de Pagos Internacionales), también se ha pronunciado sobre las CBDC[6]. Consideran que la inclusión financiera comienza con la capacidad de hacer y recibir pagos, debido a la adopción de tecnologías digitales y móviles, el panorama de los pagos está cambiando, especialmente después de la pandemia de COVID-19. Las CBDC ofrecen la oportunidad para superar algunas de las barreras que enfrentan los no bancarizados, tales como:

  • Incorporar las ventajas únicas del dinero del Banco central: seguridad, finalidad, liquidez e integridad.
  • Eludir muchos de los intereses comerciales que han surgido en torno a los sistemas de pago y han contribuido a las ineficiencias y los costos para los usuarios.
  • Reducir los costos al eliminar los riesgos de crédito y liquidez inherentes a otras formas de dinero digital.
  • Tener el potencial de actualizar y conectar los sistemas de pago, tanto a nivel nacional como transfronterizo.

Las CBDC ofrecen la oportunidad para conectarse a un sistema de pagos inclusivo, seguro y eficiente. Por supuesto, para lograr estos beneficios, los CBDC deben estar acompañados de un marco legal y de políticas públicas que aborden los riesgos potenciales, como los bajos niveles de alfabetización financiera y digital, los desafíos operativos, incluidos los de ciberseguridad y la protección de los datos transaccionales, entre otros.

Por lo que el reto no es sencillo, los Bancos centrales tienen que equilibrar la protección de la privacidad con la transparencia, para garantizar la inclusión e integridad financiera. Es necesario un trabajo coordinado entre las autoridades financieras y los proveedores para dialogar, investigar y diseñar las CBDC, trabajando en conjunto podremos contar con un sistema financiero inclusivo, abierto, competitivo y que responda a las necesidades e intereses de todos los grupos.

[1] Graduate Researcher en el LegalTec Lab. Estudiante del Doctorado en Política Pública, Escuela de Gobierno y Transformación Pública, Tecnológico de Monterrey.

[2] Política Nacional de Inclusión Financiera. 11 marzo 2020. Recuperado de: https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/643214/PNIF__2020.pdf

[3] El Consejo Nacional de Inclusión Financiera está integrado por la SHCP, el Banxico, la CNBV, la CNSF, la CONDUSEF, la CONSAR, el IPAB y la Tesofe. El Comité de Educación Financiera, por su parte, está integrado por la SHCP, la SEP, el Banxico, la CNBV, la CNSF, la CONDUSEF, la CONSAR y el IPAB.

[4] Sería un medio de pago al tener la funcionalidad para ser transferido entre personas. Una unidad de cuenta al ser reconoció en la Ley como una representación de la moneda de curso legal. Un depósito de valor al ser un pasivo directo para el Banco Central.

[5] Forbes México. Yared De La Rosa. Abril 21, 2022 @ 11:55 am. Moneda digital del Banxico comenzará a operar en 2025: Rodríguez Ceja. Recuperado de: https://www.forbes.com.mx/moneda-digital-de-banxico-comenzara-a-operar-en-2025-rodriguez-ceja/

[6] Project Syndicate, Op-ed by Mr Agustín Carstens, General Manager of the BIS, and H.M. Queen Máxima of the Netherlands, the United Nations Secretary-General’s Special Advocate for Inclusive Finance for Development. 18 April 2022 CBDCs for the People. Recuperado en: https://www.bis.org/speeches/sp220418.html