Julio César Trejo Hebrero[1]

En este artículo haremos una revisión general de la evolución del dinero y los sistemas monetarios, para contextualizar el surgimiento de los activos virtuales, bajo la premisa de que la historia del dinero ha evolucionado desde las economías del trueque a las monedas digitales.

El sistema del trueque fue de vital importancia para la historia monetaria, ya que fungió como impulsor del comercio. Sin embargo, limitaba la satisfacción de algunas necesidades específicas y carecía de reglas justas y claras para el intercambio de bienes y servicios.

Es por esto, que se dio paso al uso de elementos y productos que permitieran vincularse con valores referenciales – por ejemplo- ganado, trigo, cacao, sal, réplicas en miniatura de los artículos canjeados, y, desde luego, el oro y la plata. Este antecedente, puede considerarse el paso previo al surgimiento de la moneda/dinero.

El desarrollo de las actividades comerciales, favoreció la utilización de las monedas metálicas, cuyo grabado garantizaba tanto la pureza como el peso del material con el que la moneda había sido fabricada.

La primera moneda (León de Lidia), tiene su origen en el Reino de Lidia, Asia Menor (actualmente Turquía occidental), alrededor del año 700 A.C., y fue acuñada con una aleación de plata y oro.

Cuando los metales preciosos empezaron a escasear, los Estados crearon el dinero fiduciario, acuñando monedas con metales de menor valor al que expresaban, por ejemplo, bronce y cobre. La confianza se depositaba en los países que las ponían en circulación, los cuales se comprometían a contar con las reservas de oro y plata suficientes para garantizar su valor.

La forma del dinero siguió transformándose, de manera que entre los siglos XV y XV, las personas que llevaban su oro para que los orfebres lo custodiaran, empezaron a utilizar como papel moneda los certificados nominales de custodia que les entregaban éstos. El primer billete oficial, se emitió en Suecia en 1661.

Desde el siglo XIX, el valor de una unidad monetaria, independientemente de que fuera de papel o metálica, se fijó a partir de una cantidad de oro concreta.

En 1944, en el marco de las Resoluciones de la Conferencia Monetaria y Financiera auspiciada por las Naciones Unidas, se emitieron los Acuerdos de Bretton Woods, mediante los cuales se establecieron “…las reglas de un nuevo orden económico financiero internacional, mediante un sistema monetario internacional con tipo de cambio fijo fundado en el dólar estadounidense…”[2], a razón de 35 dólares por 1 onza de oro. Para garantizar este sistema monetario, en 1946, se crearon el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Este sistema terminó por decisión del Presidente de los EE.UU., Richard Nixon, cuando optó por eliminar el tipo de cambio fijo entre el oro y el dólar, iniciando así la fluctuación de las divisas, determinando el valor de éstas de acuerdo con su fluctuación en el mercado, característica esencial de nuestro sistema monetario actual.

Como se puede advertir en este panorama general de la evolución del dinero, el común denominador de los sistemas monetarios es que éstos: “constituyen una relación social, y están determinados por el Mercado, por el Estado y por la Sociedad…” (y que) “… la aceptación de una moneda, necesita de la construcción de mecanismos de legitimidad y confianza”[3].

Recordemos que, actualmente, el dinero fiduciario no tiene valor intrínseco y es emitido y controlado por los Bancos Centrales y otros organismos supranacionales, por tanto, su valor realmente está respaldado por la confianza o por la fe de la sociedad. En consecuencia, podemos decir, que el dinero es un bien público, “contenedor de creencias y valores –patrimonio intangible- a través de los cuales se reafirma la pertenencia a una comunidad”[4].

Este marco conceptual, sin embargo, ahora se enfrenta a la evolución de nuevas formas de pago, apuntaladas por el desarrollo de las nuevas tecnologías, que presagian un futuro incierto del dinero físico. En esta coyuntura, se inscribe la creación del Bitcoin en 2008-2009, por parte de Satoshi Nakamoto, como una moneda virtual, descentralizada y anónima.

El Bitcoin se creó como una unidad de valor digital que puede intercambiarse electrónicamente y que no existe en forma física; no tiene su origen en la potestad de una organización, sino en una red informática que crea y rastrea estas unidades de valor, utilizando fórmulas matemáticas y criptográficas muy complejas.

Los bancos centrales, a partir de un concepto clásico del dinero, advierten que las monedas virtuales, si bien pueden constituirse en instrumentos de pago, no cuentan con la legitimidad otorgada por la autoridad monetaria; no han alcanzado la confianza de toda la sociedad; y tampoco se han generalizado en el mercado.

En particular, el Banco de México ratifica esta premisa, al prever que “los activos virtuales no cumplen con los requisitos para ser considerados como moneda, pues incumplen con las funciones de la definición clásica del dinero: depósito de valor (su volatilidad no tiene control); medio de cambio (no está generalizada su aceptación); y unidad de cuenta (tiene un valor inestable)…”[5]

Independientemente de que las monedas virtuales no cumplen con los requisitos ortodoxos del dinero, sin duda, estamos frente a un novedoso instrumento de pago que debemos inscribir como parte del proceso de la evolución del dinero, independientemente del futuro que les depare el mercado y su naturaleza jurídica y económica.

[1] Graduate Researcher en LegalTec Lab y estudiante de la Maestría en Derecho por la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey.

[2] Lelart, Michel. “El Sistema Monetario Internacional”, en Acento Editorial. España, 1996, https://www.ehu.eus/Jarriola/Docencia/SMFI/Michel%20Lelart_El%20FMI.pdf.

[3] Viales Hurtado, Ronny J. “La evolución histórica de la moneda y de los sistemas monetarios. Bases conceptuales para estudiar la historia monetaria de Costa Rica del siglo XVI a la década de 1930”, en
Diálogos Revista Electrónica de Historia, vol. 9, núm. 2, agosto-febrero, 2008, pp. 267-291 Universidad de Costa Rica
San Pedro de Montes de Oca, Costa Rica. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=43913132011

[4] Ídem

[5] Banco de México. Página Oficial. “Qué es un activo virtual”. México 2021, https://www.banxico.org.mx/sistemas-de-pago/sobre-activos-virtuales-rie.html.