José Antonio Moreno Castillo[1]
En los últimos años el ecosistema Fintech[2] ha sido uno de los más desarrollados en América Latina. Desde el año 2018 la cantidad de empresas Fintech se ha duplicado, ya que para el año 2021 se identificaron en esta región del continente americano un total de 2,482 empresas.[3] De acuerdo con The Global Fintech Index 2021 estas empresas latinoamericanas representan el 22,6% de las Fintech a nivel mundial[4] poniendo a la región como una referencia en innovación y emprendimiento.
De acuerdo con datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de las 2,482 empresas identificadas, el 21.1%[5] están concentradas en México. Esto coloca a nuestro país como una de las principales cunas Fintech de Latinoamérica; asimismo México fue pionero en establecer un marco regulatorio para estas empresas mediante la publicación de la Ley para Regular a las Instituciones de Tecnología Financiera (Ley Fintech) en 2018.
La Ley Fintech estableció dos nuevas figuras en el sistema financiero mexicano: las instituciones de financiamiento colectivo (IFC o Crowdfunding) y las instituciones de fondos de pago electrónico (IFPE o Wallets). En este sentido, las empresas que se encontraban operando previo a la publicación de la ley podrían seguirlo haciendo siempre y cuando comenzaran con un proceso de autorización para operar bajo una de estas dos figuras[6]. Por otra parte, las nuevas empresas deberían comenzar con este proceso previo al inicio de operaciones.
De acuerdo con la solicitud de transparencia número 33008022000759 a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), desde la promulgación de esta ley a la fecha[7] la CNBV ha recibido un total de 148 solicitudes para operar como instituciones de tecnología financiera (ITF): 49 para operar como IFC y 99 para operar como IFPE. Sin embargo, del total de solicitudes, la CNBV sólo ha otorgado 41 autorizaciones definitivas: 27 para IFPE y 14 para IFC. Por lo tanto, 27 solicitudes han sido rechazadas y 80 se encuentran en proceso.
El panorama anterior ha generado incertidumbre regulatoria en el sector fintech. Lo anterior, debido al alto costo regulatorio asociado al cumplimiento con la ley; el lento proceso de revisión de solicitudes y autorización por parte de la CNBV y; al número de rechazos emitidos por la Comisión. Este panorama desincentiva la creación o llegada de nuevos jugadores. Por lo tanto, México se encuentra en desventaja con respecto a otros países de la región en donde aún no existe regulación en la materia y esto no representa una barrera de ingreso.
Algunos grandes jugadores Fintech han buscado otras opciones para entrar al mercado mexicano regulado como el cambio de modelo de negocio, fusiones con otras empresas o la compra de licencias, siendo esta última una de las más viables por la reducción de tiempos que esto puede implicar. Entre las licencias más atractivas se encuentran las bancarias (Instituciones de Crédito), Casas de Bolsa y las Sociedades Financieras Populares (SOFIPO).
En los últimos meses, la CNBV ha expresado su compromiso de acelerar los procesos de revisión y autorización de estas solicitudes. Lo anterior, sin duda, ayudaría a generar una certeza regulatoria para este sector. Sin embargo, aún existen grandes retos pendientes para fortalecer al sector Fintech en México como la publicación de regulación secundaria y el aprovechamiento de la figura de los modelos novedosos, por mencionar algunos.
[1] Graduate researcher en LegalTec Lab y Estudiante de Maestría en Derecho por la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey.
[2] Se refiere al ecosistema general de empresas que ofrecen soluciones financieras a través de la tecnología.
[3] Finnovista, Banco Interamericano de Desarrollo & BID Invest. (2022). Fintech en América Latina y el Caribe: un ecosistema consolidado para la recuperación, p. 13-15
[4] Idem
[5] Idem
[6] Octava Disposición Transitoria de la Ley para Regular a las Instituciones de Tecnología Financiera
[7] El Economista. 01 de noviembre de 2022: ¿Muertos reviven? Cuatro empresas bateadas para ser fintech impugnan su rechazo